‘El Principito’ está vivo. Yo estuve con él.

‘El Principito’ no murió. Yo estuve con Él.

Se cierra un año. Se abre otro. Repasamos lo que sucedió en un uno y planificamos para el otro. En este repasar lo vivido en el 2017 no puedo menos que comentarles sobre una experiencia que tuve la suerte de compartir: el increíble trabajo realizado por una profesora con sus alumnos de 6to año de la primaria.

Promediaba el mes de septiembre y como parte de un curso online que yo estaba dando me topé con el trabajo de Liliana. En uno de los blogs del curso ella comenta que estaba por comenzar un trabajo sobre el libro de Saint Exupery, ‘El Principito’. Compartimos alguna actividad en ese momento pero no mucho más.

No obstante, a mí me quedó dando vueltas este proyecto y la contacté más adelante para saber cómo había salido todo. Cuán grande fue mi sorpresa al saber todo lo que había sucedido, tanto que fui a visitarla al colegio y a ver en vivo y en directo al ‘Principito’.

Liliana me contó entonces que este año finalmente había concretado el sueño de trabajar el libro ‘El Principito’ con sus alumnos de 6to que finalizaban la primaria: ‘Supe desde un principio que no iba a ser solamente una lectura comprensiva, yo deseaba que este libro “les entrara” por las emociones, así que me dispuse a empezar’.

Las lecturas de los capítulos se combinaron con la proyección de la vieja película lo que iba haciendo que el entusiasmo de los chicos fuera creciendo día a día hasta casi pedir sólo trabajar sobre la lectura del libro: ‘como eso no se podía hacer, dedicábamos los viernes al libro y aparte trabajamos en el aula virtual. Ahí se trabajaron temas como la amistad, sobre qué significaba para ellos domesticar, elegían una frase que les gustaba y argumentaban su elección’.
Pero el proyecto no se circunscribió sólo a su área sino que la generosidad y el entusiasmo de Liliana involucraron a muchas áreas del colegio y se convirtió en un proyecto colaborativo donde los alumnos investigaron los ‘baobabs’ e incluso armaron uno gigante en el área de plástica utilizando rollos de cocina y plasticola, realizaron debates sobre si el Principito había muerto o no, prepararon una canción en música, escribieron finales nuevos en informática e hicieron un camino numérico en matemática. Todos y cada uno pusieron su granito de arena para mantener vivo al Principito.

La creatividad dijo ‘presente’ en todo este recorrido: ‘Se realizaron muchas ideas creativas que iban surgiendo …los chicos dibujaron cosas que “los grandes no iban a entender qué eran”, también escribieron acerca de lo que les molestaba de los adultos, en informática hicieron match – books con cada capítulo del libro en el cual aparecía una imagen, un posible título y un epígrafe de cada capítulo’.

‘El Principito’ iba cobrando vida día a día, paso a paso con cada idea, con cada trabajo que se fue plasmando en una muestra para todos los padres que incluía una obra de teatro donde los alumnos hablaban de la amistad y del fin del ciclo que estaban por vivir en un guión escrito por Liliana especialmente para la ocasión.

Y entonces sucedió lo inesperado: la magia del Principito se hizo presente ante un grupo de padres que con lágrimas en los ojos le comentaban: ‘fue remover las emociones de cuando ellos leyeron el libro, otros me dijeron que los chicos querían leerlos en las vacaciones en familia, otros me dijeron que vieron reflexiones que no se les había ocurrido, otros me dijeron que este proyecto fue movilizador de emociones…’

La muestra era por demás elocuente de todo el trabajo realizado tanto por docentes como por alumnos. Los paneles mostraban todo el recorrido y los padres observaron con mucho más detenimiento una vez terminada la obra, tanto era lo que les había movilizado la obra.

Liliana resume de esta manera lo vivido: Si tuviera que definir con dos palabras lo que sentí cuando terminó todo fue felicidad y orgullo…felicidad porque es el sentimiento que me embargaba al ver que pude transmitir el amor que siento por ese libro a mis alumnos y que llegó al corazón de ellos y de los padres, y orgullo porque pude verificar que aunque uno esté grande, aunque ya estemos al final del camino de nuestra carrera, uno sigue dando como el primer día, porque cuando uno da amor, recibe eso…amor…

Cómo resumo yo esta experiencia: en la docencia no hay nada que se interponga cuando queremos lograr un objetivo, cuando la motivación y el entusiasmo personal de una docente es capaz de lograr revivir al Principito. Liliana revivió al Principito y El Principito hizo su obra y vive en el corazón de todos los que participaron de este proyecto.
El Principito está vivo. Yo estuve con él.

María Barberis
María Barberis

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